Dr. Domingo Piscitello

DR. DOMINGO PISCITELLO
(01/03/1941-12/11/2001)


Desde las entrañas benditas de tu madre, fuiste elegido por designio supremo para los dos sacerdocios de la vida, el amor a Dios y el amor al prójimo.
Por el amor a Dios abrazado a tu fe, levantaste en el mismo corazón del Valle de Punilla, la Iglesia de San Placido e hiciste conocer el Santo nombre de sus Santos.
Por el amor al prójimo, abrazaste la medicina con la motivación del darse siempre a los demás.
Tu siembra fue abundante, diría prodigiosa porque en los sitiales te diste en plenitud. Y así te elevaste ese doce de noviembre, con tus alas al cielo te fuiste cual rayo de luz. Y allí en el silente misterio de la muerte, sonó la trompeta, anuncio tu alma, tu llegada a lo eterno y las puertas del cielo se abrieron para ti. Y allí en los surcos infinitos, donde lo eterno vibra, salieron a tu encuentro Plácido, Eustiquio, Victorino y Flavia, los cuatro hermanitos, que por ti muchos creyentes se hicieron devotos en la fe. Y ella, la Gran Milagrosa, te mostró su rostro y caíste de hinojos rendido a sus pies.
En córdoba, en Bialet Masse frente al lago San Roque, en lo alto del cerro, su imagen cautiva a todo el que implora su gran bendición. Y en San Juan, en el llano, en una plaza chiquita, su imagen bendita, por ti se erigió.
La amaste tanto y Ella te amo tanto, que te tomó en sus brazos y te llevó hasta Dios.
Tu nombre MINGO, estará allí por siempre y al final del camino, si miran tus obras, los cerros benditos muestran tu esfuerzo como símbolo cierto de Amor y Fe. Te quedas en el recuerdo vivo de los que tanto te amamos, de mamá Angelita y de tus hermanas, Perla, Carmen y Norma.
Y en el legado de tenerte vivo en los corazones de tus sobrinos a quienes tanto amor diste, Gastón, Flavia, Plácido, Olga y Oscar.
Y tú, si tuviste la suerte de ser su pariente o la dicha enorme de merecer su amistad y quieres encontrarte con su vivo recuerdo, mira LA IGLESIA, su obra imborrable, aquiétate en ella, porque allí está Él.

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