IMAGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA UBICADA EN EL ACCESO SUR DE LA CIUDAD DE SAN JUAN
La Iglesia de San Plácido quiso llegar a otros puntos del país. Donó por iniciativa del Dr. y Flia. Piscitello con el poyo del asesor eclesiástico Monseñor Carlos Audisio, una imagen de la Virgen de la Medalla Milagrosa. Fue construida y traída de Córdoba a San Juan para la clausura del año Mariano en 1988.
HISTORIA DE LA MEDALLA MILAGROSA
La Virgen de la Medalla Milagrosa apareció en Francia en la Capilla de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul, en París a Santa Catalina Labouré en la media noche del 18 de julio de 1830.
Un ángel la conduce hasta la capilla, haciéndole un camino de luz y le anuncia que la está esperando Nuestra Señora
La Santísima Virgen tomó asiento en el sillón, donde el director dirigía las platicas y Catalina con una emoción distinta, que le llenaba el alma de gozo y paz, se arrodillo junto a Ella y paso sus manos en el regazo de la Madre.
Nuestra Señora le señala extendiendo su mano, el Altar y le dice: allí debes ir en los momentos de tribulaciones, porque es allí, donde hallarás consuelo.
Momentos malos sobrevendrán y tus oasis a de ser el Altar. La dulce visión desapareció y el ángel conduce a Catalina hasta su cuarto. Una segunda aparición se produjo el 27 de noviembre del mismo año a las 17 hs. Sor Catalina estaba ensimismada en la oración vespertina y vuelve a sentir como la vez anterior, un roce de sedas, que le hace volver la cabeza...
Y ¡oh! Maravilla, ahí esta la Virgen sus vestiduras blancas de pureza sin igual. Un manto azul cielo cae, desde su cabeza hasta los pies. Parada sobre un globo aplasta la cabeza de la serpiente. Las manos Purísima se eleva hasta la altura del pecho y sostiene un globo de oro rematado con una cruz. Sus ojos elevados al cielo. Esta visión es de ofrecer al Padre Eterno, el globo que representaban a cada hombre, a cada nación, al mundo entero.
Luego de las manos de la Virgen, surgen verdaderas gemas de esplendente belleza, que cubrían sus delicadisimos dedos, expandiendo luz celestial, en forma de rayos.
Dijo la Virgen: Estos rayos son símbolos de las gracias que yo distribuyo a las personas que me las piden. Y los ojos dulcisimos de la celestial criatura, se dirigieron a la tierra.
En este instante un gran lienzo oval rodeó a la Virgen y en su contorno se observaba una inscripción ¡Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a vos!.
Dando vuelta la imagen como en el reverso, vio Catalina un gran M, coronándola una cruz. Debajo bien claro aparecían dos corazones, una corona de espinas circundaba uno y otro atravesando por una espada.
Pide la Virgen que se acuñen medallas tal como se las ha presentado y promete gracias a quienes las tengan impuestas y la lleven al cuello.
CONSAGRACION A NTRA. SRA. DE LA MEDALLA MILAGROSA
Postrado ante vuestro acatamiento ¡Virgen de la Medalla Milagrosa! Y después de saludaros en el augusto misterio de vuestra Concepción sin manchas, os elijo, desde ahora para siempre, por mi madre, abogada, reina y señora de todas mis acciones y protectora ante la majestad de Dios
Yo os prometo, Virgen Purísima, no olvidaros jamás, ni vuestro culto, ni los intereses de vuestra gloria, a la vez que os prometo también promover en los que me rodean, vuestro amor.
Recibidme Madre tierna, desde este momento y sed para mí el refugio en esta vida y el sostén a la hora de la muerte. Así sea.
¡Oh María, sin pecado concebida!. Rogad por nosotros que recurrimos a vos.